miércoles, 1 de junio de 2011

La sociedad se desintegra.
Cada familia en pie de guerra.
La corrupción y el desgobierno hacen de la ciudad un
infierno.

Gritos y acusaciones, mentiras y traiciones,
hacen que la razón desaparezca.
Nace la indiferencia,
se anula la conciencia,
y no hay ideal que no se desvanezca.

Y todo el mundo jura que no entiende por que sus sueños
hoy se vuelven mierda. Y me hablan del pasado en el
presente, culpando a los demás por el problema
de nuestra común hipocresía.

El corazón se hace trinchera.
Su lema es sálvese quien pueda
Y así, la cara del amigo se funde en la del enemigo.

Los medios de información aumentan la confusión,
y la verdad es mentira y viceversa.
Nuestra desilusión crea desesperación,
y el ciclo se repite con más fuerza.

Y perdida entre la cacofonía se ahoga la voluntad de un pueblo entero.
Y entre el insulto y el Ave María,
no distingo entre preso y carcelero,
adentro de la hipocresía!

Ya no hay Izquierdas ni Derechas:
sólo hay excusas y pretextos.
Una retórica maltrecha,
para un planeta de ambidiextros.

No hay unión familiar, ni justicia social,
ni solidaridad con el vecino.
De allí es que surge el mal,
y el abuso oficial termina por cerrarnos el camino.
Y todo el mundo insiste que no entiende por que los sueños
de hoy se vuelven mierda.
Y hablamos del pasado en el presente,
dejando que el futuro se nos pierda,
viviendo entre la hipocresía.

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